23 julio 2012

"NUEVOS CAMINOS I"

PRIMERA PARTE

Hace tres siglos, la concepción del hombre y del mundo dio un giro espectacular. La gran mayoría de los intelectuales no supieron digerirlo convenientemente; por la abrumadora proximidad de los hechos que vivieron, el terror se adueño de las calles de Paris, y de Francia entera. Todos sabemos que ante los grandes acontecimientos revolucionarios no es fácil mantener la independencia de criterio: la opinión pública nos arrastra a tomar partido detrás de ideas y personajes que realmente no conocemos, y pueden llevarnos a actitudes y acciones equivocadas.

Como resultado de este giro, de su renovación cultural, se pudieron abrir caminos de libertad o de esclavitud según se las mire o se las aplique. Lamentablemente para mi, no siguió el camino adecuado y aunque siendo esto opinable lo que no se puede negar es la realidad; hemos vivido un siglo XX de gran perturbación: dos tipos extremos de totalitarismos, odios, venganzas y genocidios de uno y otro lado, guerras civiles, dos Guerras Mundiales, más una tercera oculta y traicionera como fue la guerra fría, levantamientos de "hermanos" contra "hermanos" (idea rectora perdida con las nuevas ideas).
Estos movimientos estaban inspirados en esa angustia, y pretenderon destruirlo todo más que renovarlo (es decir, descartar solo lo malo e incorporar nuevas formas para reemplazarlas). Con esa idea llegaron hasta tocar los propios cimientos, como si nada de lo hecho por la humanidad hasta ese entonces sirviera. Europa toda fue el caldo de cultivo de todo lo que conocemos hoy: de la filosofía autodenominada “moderna”. En éste contexto nacieron los primeros movimientos artísticos de vanguardia.

El rasgo común de todos estos movimientos fue de una gran angustia existencial, en un mundo que veían caerse en pedazos. El ánimo depresivo pasó al campo de las ideas sin que pudieran mantener la independencia emocional. Debe haber sido muy difícil, sin ninguna duda, no seguir esos derroteros, especialmente para las grandes mayorías, más acostumbradas a seguir tendencias que a crearlas. Pero, me pregunto: hoy, después de un siglo ¿es posible que el arte siga las viejas ideas de aquellos vanguardistas deprimidos?

En esos comienzos de siglo XX, Francia mantenía aún el estandarte de abanderado de las naciones y de las artes; quien quisiera ser un gran artista debía mirar a Francia e instalarse en Paris y seguir la tendencia. Pero pasó el tiempo, Francia dejó su lugar a Estados Unidos (mejor dicho no se lo dejó, Estados Unidos se lo arrebató con su poder económico) y hoy el mundo del arte mira a los norteamericanos. Y aquí seguimos mirando las tendencias, que no está mal siempre y cuando sea arte y mantengamos la independencia. Hasta usamos su idioma “Gallery Night” para hablar de las “La Noche de las Galerías".

¿Continuaremos siguiendo a guías ciegos por miedo a quedar relegados por una mentalidad que sigue la misma tendencia? ¿Seguiremos repitiéndonos con un arte confuso, complicado y extrañamente introspectivo, como lo intuyeron aquellos ideólogos? El mundo de hoy más que nunca necesita abrir nuevos caminos, y coherentes.

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