07 mayo 2010

OXIGENODIVINO

Según entiendo y observo, la vida es muy simple, pero es preciso verla con sencillez.

Contemplo la vida como un mar sin orillas, con una profundidad donde se encuentran las maravillas y una superficie monótona y aburrida. Contemplo la vida de los hombres como una sucesión de experiencias buceadoras. Y veo que es imposible no ahogarse si no se saca la cabeza de cuando en cuando para respirar el oxigeno divino.
Quien no confía en Dios o quien desconfía de la idea de Dios jamás podrá descubrir las maravillas que encierra, abismal diferencia con las maravillas oceánicas.
La única diferencia entre la realidad y esta analogía es que, el que vive ahogado permanece vivo. Y la mayor similitud, que aún sin morir permanece dado vuelta como los peces obstruyendo el paso de los demás, manteniéndose perpetuamente en la superficie de las cosas. Y ensuciando la transparencia de las aguas con su amarga vida llenando de resentimientos y prejuicios a la humanidad entera.

No hay comentarios.: