06 mayo 2010

POLITICOS

Según entiendo y observo:

Cuantos legisladores hablarían diferente y votarían en consecuencia si no fuera por el costo político, si tuvieran más agallas o más convicción para enfrentar las críticas del periodismo o la opinión publica.
Cuantos si fueran menos influenciables para no sentirse dominados por la preción de los lobbys.
Cuantos legisladores hablarían diferente y votarían en consecuencia si llevaran una vida privada más decente, una vida amorosa más estable o una vida afectiva más madura.
Cuantos hablarían diferentes y votarían en consecuencia si llevaran una conducta menos acomodaticia, una vida interior menos vacía y si vivieran menos de apariencias y confort.
Cuantos hablarían diferentes y votarían en consecuencia si tuvieran algo de vergüenza por el papel calamitoso que trasmiten, solo no percibido por los que son como ellos.
Cuantos hablarían diferentes y votarían en consecuencia si llamaran a las cosas por su nombre, que vergüenza se tiene cuando se tiene “consciencia” y desvergüenza cuando se la amordaza.

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