28 abril 2010

SUCIEDAD

A nadie le gusta vivir en la roña, pero puede ser que quien se acostumbra le resulte indiferente, y no le de ninguna importancia.
La suciedad del alma hace que antes que aceptar la culpabilidad de un hecho, se recurra a la vieja mentira de hacerse el ofendido, incluso hasta de enojarse, todo por el falso orgullo de no querer reconocer y pedir perdón. Pero aunque se ensucien los hechos con mentiras y se logre zafar limpiando la imagen de momento la realidad que queda siempre sucia.
Ver la verdad de los hechos, ver la verdad de lo que se es, saberse en falta, y reconocerlo, es estar en la verdad, y limpiarse, aunque de momento uno se ensucie.

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