29 abril 2010

DESCONFIANZAS

Hago hincapié en el monumental problema que genera la generalización de la mentira, para intentar que reaccionemos.

Me refiero a esas pequeña mentiras de todos los días, a esas que no le solemos dar demasiada importancia o que tomamos totalmente a la ligera, a esas mentiras de las que estamos tan habituados que apenas las percibimos.

No me refiero a la persona que en contadas ocasiones se siente impedida e impotente de decir la verdad, totalmente comprensible, aunque pueda no ser justificable.

Me refiero concretamente a la persona que se ha acostumbrado a mentir, que adorna los hechos habitualmente para zafar, o para conseguir ventajas engañando. Que sigue mintiendo cuando es descubierta, y no se arrepiente de nada o por lo menos así lo parece, porque no da señales, jamás lo reconoce, jamás se le nota.

Me refiero concretamente a éste tipo de personas para decirle que, aunque la mentira le brinde grandes o pequeños beneficios económicos, es una persona deteriorada.
No digo podrida porque siempre tenemos la oportunidad de pegar la vuelta, de reaccionar. Los únicos podridos son los muertos.

Me viene a la memoria ese dicho tan conocido: “conocí a una persona tan pobre tan pobre...tan pobre que solo tenia dinero” Agrego: se podrá tener algo más que dinero, pero si no tenemos lo que debemos tener no somos más que esto: una lástima.

No hay comentarios.: