08 enero 2010

SENCILLEZ

La impotencia mayor del que tiene vocación pedagógica me parece que debe ser la de ver como caen en el vacío sus palabras por falta de interes de aquellos a los que se dirige.
A veces pienso que las cosas más importantes de la vida, que la podrían entender los niños pequeños por su sencillez, no la llegan a captar por su falta de desarrollo intelectual. Y los jóvenes, que podrían entenderlo porque ya han desarrollo bastante su intelecto, no entienden porque han perdido la sencillez de la niñez, llenándose de prejuicios.

Círculo vituoso / Círculo amoroso

Advertencia: Este texto lo escribí solo para los niños y los que mantienen la sencillez de la niñez.

La consideración frecuente de la grandeza de Dios y de los beneficios que nos brinda nos hace sumamente agradecidos. El agradecimiento nos lleva a amar al benefactor.
El amor al benefactor nos lleva a dolernos por la ingratitud del corazón humano, por las ofensas del ingrato y de nuestra propia ingratitud.
El dolor y el sufrimiento de todos los males, propios y ajenos, nos lleva a un amor especial por el ingrato a quien buscamos ayudar.
Y siendo consciente de nuestra propia ingratitud, nuestro corazón se conmueve aún mas del amor que Dios nos tiene. Este amor compungido nos lleva a pedirle perdón por nuestras faltas.
El pedido de perdón nos lleva a sentirnos perdonados por Dios, que lo sentimos ya como un Ser paternal. Y a gustar de su contención y acogida.
El sentirnos acogidos por el corazón de Dios nos lleva a sentir alivio por el dolor experimentado por la ingratitud. Y nuestro ser interior, nuestra alma, vuelve al principio, llena de felicidad, por experimentar lo que al principio fue un simple ejercicio intelectual: la consideración de grandeza y beneficios divinos.

Al negarle u olvídale, se pierde todo esto.

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