18 diciembre 2009

HUMANISMO

Según entiendo y observo:

Desde el comienzo, el humanismo renacentista, colocó el carácter individual y natural del ser humano en la cúspide de la realidad. Un humanismo que ponía lo “sagrado” en el “hombre mismo”, desprendiéndolo de toda dependencia divina.

La importancia de la individualidad, y su supremacía con respecto a lo social hizo que se rompiera la unidad, no solo con Dios sino con el hombre mismo. Prueba elocuente de esto, no es solo el surgimiento del Protestantismo dentro de la comunidad Católica sino los caminos tortuosos por los que avanzaron.

Desde los mismos comienzos el protestantismo presentó una realidad contraria a lo que debería ser una comunidad religiosa. Porque por su misma esencia “humanística”y “liberal” dio cause a una multiplicidad de opiniones que pronto entraron en conflicto entre si, derivando en corrientes de pensamientos internos, grupos independientes, en estrechos vínculos transitorios y nuevas iglesias independientes unas de otras y libres. Incluso, derivando en infinidad de sectas apocalípticas de fanatismos irreconciliables e irracionales. Desde los primeros tiempos la historia del protestantismo ha sido la historia de una continua y progresiva división.
Y no por detalles menores, o de simples modos o espiritualidades, sino por cambios tan radicales que contradicen la misma esencia.

Es cierto que hay corrientes principales, pero no se puede ocultar que de estas, como de las demás, surgen continuamente nuevas iglesias, tan libres como sectarias. Como así también, nuevas espiritualidades que tomando un poquito de cada una van mostrando como nuevo lo viejo y superado.


Esto, no puede extrañarnos, puesto que es una lógica consecuencia de los principios del humanismo liberal.

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