21 diciembre 2009

MANIPULAR

Según entiendo y observo:

La cultura liberal en la que vivimos nos ha enseñado -diría adoctrinado- que no hay que imponer nada a nadie. No es posible una sociedad que fusione bien, dejando todo librado al consenso y a la buena voluntad de cada uno, como si fuéramos angelitos en el paraíso.

Quien pretende “liquidar” buenas conductas -porque su negocio depende de que se hagan general las malas- tiene necesariamente que “licuar” primero las ideas de aquellos que pretende usar para su provecho. Por eso se empeñan tanto, los activistas y movimientos ideológicos sectarios, para imponer sus ideas al resto de los individuos. (con financiamientos que no se pueden comprobar pero si saber, ya que basta ver quienes están detrás)
Obviamente los mas vulnerables son siempre aquellas personas con criterios no demasiado arraigados y poco firmes, aquellos que se comportan mas o menos bien sin saber bien porque.

Haciendo una gran síntesis histórica te diría que Troya inspiró a Maquiavelo, y Maquiavelo inspiró a los liberales.
Las conquistas de la antigüedad se hacían todas a través de la imposición por las armas, pero las guerras aunque son hechas por militares son pergeñadas por políticos, y son “políticas” las estrategias.

El caballo de Troya me parece una estrategia fabulosa, la “fabula de la amistad”. Tan fabulosa como inmoral, buscar imponerse a traición, con la táctica de esconderse para atacar por sorpresa, cobardemente, esconderse en las sombras de la mentira. Simular para traicionar, y usar la buena fe de los hombres para aprovecharse de ellos.
Esta idea la recogió Maquiavelo, dándole un carácter “filosófico”, para justificar las inmoralidades. Su idea era que había que despegar, desvincular los actos “políticos” de lo ético y moral. Si el gobernare quiere tener y mantener el poder puede recurrir sin cuestionamientos morales a la mentira troyana.

Estas ideas maquiavélicas las puso en práctica el liberalismo del poder, (no están exentos los filósofos marxistas, y los movimientos trotskistas, maestros en “imponer “su voluntad de cualquier forma).
Los liberales de entonces, se presentaron como los amigos de la humanidad, como grandes “iluminados” tenían o tendrían en el futuro “la respuesta” científica para todo.
Y los hombres, -incluso entre los mismos liberales- creyeron de buena fe en estas ideas y en esa amistad y se fueron a dormir tranquilos.
Mientras dormían, dentro de ese atractivo regalo comenzaron a salir las ideas que desvirtuaron el mundo “moderno”,

Con su enemistad a la tradición y su amor por lo nuevo o novedoso, aquello que la humanidad había conseguido con tanto esfuerzo y dolor, se perdió.
Con la idea maquiavélica de desvincular los actos políticos de la ética y la moral, pudieron dividir y reinar, imponiendo su nueva moral: “vale lo que creo, aunque lo que crea no valga”. De esta manera impusieron sus ideas sin imponerlas y rompieron con las ideas del pasado uniéndolas absolutamente a todos los errores cometidos. Me da la impresión que la historia del mundo comenzó en el 1800 de nuestra era.

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