19 diciembre 2009

IMPONER

Según entiendo y observo:

No esta bien imponer nada a nadie. Esto tiene que quedar bien claro. Pero no es un concepto “absoluto”. Y esto también tiene que quedar bien claro.

Lo malo de una imposición, comienza con el exceso en su uso, y no en si mismo. Porque, obviamente, hay cosas que se deben imponer, como las obligaciones necesarias incumplidas o las acciones objetivamente injusta. La imposición es mala cuando se ejerce una acción de castigo antes de que se cometa el delito. O cuando el castigo no guarda relación con el delito.
El castigo aplicado siempre al delito, respetando a la persona, aunque ésta sufra las consecuencias de lo que hizo.
Pero en esta cultura desvirtuada usar la palabra “castigo” esta penada.

Las palabras hacen a las conductas, y cada conducta es sostenida por las ideas de las se vale. Si las ideas nos valen, las conductas se devalúan.
Las ideas se pueden imponer con prepotencia dictatorial o sutilmente, aprovechándose de la ignorancia.

Por eso, quien quiere “imponer” sus ideas sutilmente necesita ir creando el clima propicio: que todos crean que nadie puede afirmar nada como verdad porque la “verdad” no se puede saber, porque todo es según como se mire. Ni defender las propias ideas porque es igual que considerar equivocadas a las contrarias. Porque atenta la pluralidad. Y quien incurre en semejante “delito” debe sea tratado automáticamente como un dogmático e intolerante fundamentalista. Que tolerancia rara nos han enseñado!

La defensa de la verdad es vista como imposición y un atentado a la liberad, por eso se la ve en estos tiempos de crisis cultural como mala palabra.
Para convertir una palabra en mala se necesita una labor de años y políticas educacionales que se trasladen a todos los ámbitos de la sociedad.
Cada termino que se pretende anular o eliminar, necesita de otro que lo pueda destruir. Hoy se usa exageradamente la palabra "tolerancia" para que haga ese papel de verdugo.

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