09 septiembre 2009

OPRESION

Según entiendo y observo:

Una de las características mas naturales del ser humano es buscar solución a los problemas, como también la de equivocarnos en la elección de lo que nos parece, la solución.
Muchas veces, -me parece que con mas frecuencia de la que solemos creer- no queremos “la” solución, sino “una” solución. Aquella que nos haga “safar” del problema. Que suele coincidir muchas veces con lo que mas nos gusta, que con lo conveniente o acertado. Sospecho también, que en la búsqueda de soluciones, tenemos una mayor inclinación a “eliminar” que a “corregir”. Pareciera que odiamos corregir. Como que no aceptamos que las cosas no salgan de una, de una sola vez.

El concepto de familia es fundamental y necesario para que la sociedad no sea concebida como un conjunto de individuaos unidos solo por intereses, unión muy difícil de lograr ya que la unión necesita del desinterés.
Pero la familia que es vinculo de unidad y pertenencia, también puede ser signo de desunión si no se tiene antes sentido de unidad.
O sea que, la unidad iría antes que el sentido de familia.
Pero la unidad, no se entiende sin el sentido de amor, ya que si no hay amor, la unidad es opresora porque le falta el condimento de la libertad. Ya que no existe amor sin libertad.

Como conclusión diría que, primero esta el Amor, después dentro del Amor va la Libertad. Con amor y libertad se entiende la unión, con la unión el sentido de familia, y con sentido de familia se entiende a la humanidad como familia.
Pero la familia, tanto la particular como la familia humana, que es vinculo de pertenecía, de cobijo, de protección y vehiculo de unidad, donde el individuo adquiere la categoría de persona, alguien amado. No solo necesita ser concebida y conceptuada correctamente sino también “vivida”.

La familia opresora, esa familia que abundaba en el pasado, era tan deformante como la familia anárquica de hoy. Cada etapa histórica tiene sus ventajas y desventajas producto, entre muchas otras cosas, de nuestra manera cuasi improvisada y superficial de mirar la realidad, que nos lleva a actitudes pendulares, yendo de un extremo al otro sin detenernos en el justo medio.

Cuando los de “arriba”, (los hombres, los padres, los docentes, los empresarios, los militares, los políticos, los ricos) haciendo abuso del poder o de la autoridad que se les concedió o se ganaron, oprimen a los de “abajo” (a la mujer, a los hijos, a los alumnos, a los empleados y obreros, a los soldados, a los simples ciudadanos, a los pobres) es lógico y natural, que se rebelen para buscar la liberación, incluso con la no justificable actitud violenta de romper a los golpes la estructura que los agobia.

Pero el error para mí esta, como te decía al principio, que muchas veces no queremos “la” solución, sino “una” solución. Y la liberación por la liberación en si, no sirve y es fuente de enormes injusticias.
No puede buscarse como un fin en si mismo. Solo el Amor, bien entendido, en todo lo que esta palabra significa, es un bien en si mismo, todo lo demás esta supeditado y subordinado al Amor.

Las ansias desmesuradas de liberación y libertad con exclusión del amor, que el liberalismo supo fomentar, lleva al egoísmo en su mas cruda y salvaje manifestación, convierte a las leyes razonables (no impuestas por capricho de los de arriba) también en insoportables. Y un motivo mas para sentirse oprimido sin serlo realmente. La mirada subjetiva vuelve a aparecer en escena.
Una mentalidad anárquica, que esconde el egoísmo mas brutal, siempre sentirá las leyes, sean las que fueren, como opresoras y limitadoras de su libertad, porque lo que quiere y busca en realidad no es el bien, ni propio ni ajeno, sino solo hacer lo que se le da la gana.

La libertad no puede ser vista nunca como fin sin sufrir consecuencias nefastas, sino como principio y medio desde donde debemos partir y caminar para lograr el bien supremo del Amor.

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