04 septiembre 2009

FAMILIAS

Según entiendo y observo:

Uno de los mas negativos efectos de la causa liberal: la anarquía, se ve reflejado con enorme claridad hoy en las familias del mundo. Ya no se sabe bien, en general, que es.

Lo que observo es que los que no somos liberales, tenemos una honda preocupación e impotencia ante el estado de nuestras familias, porque nuestros hijos no reconocen nuestra autoridad, ya no se trata de solucionar el tema superando el error antiguo de no dar explicaciones, donde se debía obedecer simplemente porque papá o mamá lo dice, hoy el problema pasa por otro lado, no se respeta su gobierno, porque se cree que no deben gobernar nada.

Hagamos un poco de historia para ver de donde los hijos sacaron con tanta naturalidad esta mentalidad anárquica.

Jamás pensaron los bien intencionados teóricos de la Revolución francesa que sus ideas derivarían en anarquía. Esto tiene su sentido ya que el liberalismo nació siendo contradictorio por sus inconexos postulados, su error básico fue la falta de unidad.
Esta concepción de vida maravillosa para un mundo irreal, estaba diseñada partiendo del supuesto equivocado que el “hombre” (individualmente hablando) es puro y bueno. Y no tiene en si mismo inclinación al mal, que recién cuando entra en sociedad es cuando se hace malo, por lo tanto es la “sociedad” quien corrompe al hombre. La proyección ideológica de esto consistió en poner todas las pilas en lograr un sistema de leyes que permitan regular los intereses de los individuos en sociedad. Con esto solo, ya estaba asegurado el éxito de la sociedad del futuro. La realidad demuestra sobradamente que no es así.
De esta idea inicial nacieron dos corrientes de pensamiento, una extremista y una moderada. La corriente moderada sostenía que la libertad individual debía ser absoluta pero regida por las leyes que los mismos hombres individuales determinaran, fuera de esto no debía respetarse ninguna autoridad superior a las propias leyes que el individuo “bueno” se aplicase a si mismo. Esto, por lógica derivó en la corriente extremista, si hay nada superior, ni siquiera las leyes comunes hay que respetar, solo las que se determina el propio individuo para si mismo.

Vuelvo al tema de la familia, el concepto de familia, lo entiendo como se entiende fuera de la mentalidad liberal anárquica: una familia formada esencialmente por un contrato espiritual matrimonial, (la unión de un varón con una mujer) con un compromiso para toda la vida. Con dos fines específicos: el primero el de crecer en el amor y respeto mutuo, y el segundo de traer hijos al mundo y educarlos orientados a lograr su felicidad individual, en libertad, pero con sentido de bien común, para que aprendan primero a ser solidarios en la propia familia y después para devolverlo a la sociedad. Porque la solidaridad es un deber mas que un derecho.

El liberalismo considero que ésta institución tal cual era entendida y la entiendo yo, no se ajusta a la realidad (porque contradecía su ideal de libertad absoluta), y además porque provenía de un sistema corrupto basado en la tradición, a quienes le pusieron ellos mismos la etiqueta de “conservadores” con el mas absoluto desprecio, y a todos por igual.

La institución familiar fue notablemente atacada desde el principio. El individuo aislado y su libertad personal pasaron a ser lo mas importante. Del anarquismo individualita extremista y violento nació como reacción su opuesto: el marxismo, “colectivista”. Y atacaron también a la institución familiar desde su propio frente de batalla, ya no para defender la libertad individual sino por la revolución y el paraíso en la tierra, pero la gran dificultad que las familias de entonces seguían teniendo una mentalidad tradicional y conservadora, y creían solo en un paraíso celestial. Paradójicamente, estas famillas
no eran solo las aristócratas, pertenecían fundamentalmente a las clases trabajadoras y populares. Pero, tanto el Marxismo como el Capitalismo estarían atados con éste tipo de familia, y sabían los dos sectores en puja que para logra el poder absoluto tenían que convencer a las mayoritariamente clase trabajadora y popular. Vaciar de contenido a las familias para poder hacer de ellas lo que quisieran y lograr sus objetivos políticos era la clave del éxito.

Hay que reconocer que han trabajado bastante y logrado bastante bien sus objetivos, no la han destruido totalmente pero solo queda casi la cáscara. (No mires solo tu familia mirá las del mundo entero).
Los anarquistas no tuvieron mucho éxito en la prensa, pasaron por la historia fugazmente porque no hay cabida para ellos en las democracias liberales “moderadas”, pero de ninguna manera pasaron a la historia, están presente en la mentalidad general.

Muchos padres de familia que deseamos gobernar en el amor a nuestras familias nos encontramos con la enorme dificultad de hijos con mentalidad anárquica, que no les interesa de los padres mas que su protección afectiva y material, y que cuando se hacen adolescentes se van en cuanto pueden. Para el resto, los padres no existimos, y no nos tenemos que meter.

Aún mas cruda es la realidad de padres, que hoy no intentan siquiera gobiernar sus propias familias, tienen miedo, “tenemos miedo” a sentirse pasados por encima por su prepotente libertad, y optan, ”optamos”, por dejar que cada uno haga lo que quiera, No hay leyes comunes, ni prohibiciones, porque esta prohibido prohibir, no hay amor o un mal entendido amor, que no exige nada.

Este seria el retrato del hijo en una familia anárquica:

Si viene, viene a la hora que quiere, si se demora no avisa, o viene a comer cuando papá y mamá ya levantaron la mesa. Si se va no se sabe donde, ni con quien, ni para que, si se pregunta se violenta. Si tiene ganas viene con su novia y se queda a “dormir” con ella, sino viene a ver una peli y si al otro día no tiene que trabajar, aunque sea día de semana, se queda hasta no se sabe que hora, porque los padres duermen y el resto duerme o no esta, (tampoco se sabe donde).
Y aunque lo pueden hacer lo mismo en un horario acorde al resto eligen aquellos momentos en que no tiene que soportar la presencia ajena. No hablemos de esas casas en la que los hijos son mas de tres, unos vienen a las dos de la mañana y se van a las seis, o a las doce de la noche y se van a las cuatro. En fin, cada uno en lo suyo, dejando al pasar un tendal de cosas fuera de lugar y sin lavar, que después mamá ira recogiendo y lavando a la mañana siguiente, por supuesto sin decir palabra alguna para no recibir un tendal de reprimendas por ser tan maniática de tener que ordenar y lavar todo.

Te trasmito un cuentito que guardo en mí memoria desde hace muchos años, y que encaja perfectamente con la actitud anárquica y desesperanzada actual. Era yo adolescente y fui al cine a ver “Cérpico” que protagonizó el entonce joven Al Pacino, haciendo del legendario policía encubierto. No confio que sea igual al cuento que escuche, seguramente el tiempo y la imaginación hicieron lo suyo.

El cuento:

Había una vez un sencillo pueblito, que tenia un Castillo y un rey, todos los castillos tenían un rey en aquel entonces. Además, en medio de la plaza principal había una fuente agua pura, a la que acudían confiados a beber diariamente sus humildes paisanos. Había un avaro mercader de un pueblo lejano, que por su trabajo de compra venta conocía aquel puedo y también su fuente y como no tenia posibilidades de comprarse el pueblo, puesto que su gente, con su rey vivían felices, lleno de envidia una noche entró a escondidas y envenenó las aguas. Y todos, al poco tiempo, se envenenaron, pero no se morían, simplemente se volvían locos. Pasado el tiempo, el único cuerdo de todo el pueblo era el rey que jamás salía de su castillo a beber de la fuente, pero llevado por la desesperación de no poder gobernar mas a su pueblo de locos, un noche salió a escondidas y bebió de sus aguas.

Diseñar es desarrollar una idea según unas pautas determinadas, para que a través del tiempo, podamos llevarlo a la realidad, a partir de las posibilidades “reales” con que contamos.
Podemos diseñar una sociedad donde cada uno sea educado para estar a disposición de todos, o una sociedad donde cada uno piense que todos están a disposición de uno. Un proyecto solo es utópico cuando uno cree que debe ser todo o nada. Y como no puede ser todo, lo peor es elegir no hacer nada. Podemos hacer lo mejor o lo peor, esta es la cuestión, tan obvia como esencial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nadie se educa sino con autoridad.