17 agosto 2009

BELLEZA

Obviamente, es difícil establecer o reconocer en la practica, que aquello que agrada a nuestros ojos pueda depender de unos canones o principios estéticos permanentes, “científicos”. Porque lo primero que nos vine a la cabeza, es que dependen solo de los gustos de cada uno o de las circunstancias y postulados culturales de cada época.
Pero, como siempre nos ocurre, la dificultad real esta, para mí, en la parcialidad con que vemos las cosas, viéndolas de manera extrema, negamos parte de la realidad. La mirada subjetiva es real y los valores estéticos de cada época también afectan y no es posible ignorarla.

Todas las cosas que componen la existencia material (y la no material), guardan entre si un principio de proporcionalidad permanentes e inamovibles. Esto no quiere decir que sean completos y que no se puedan agregar nuevos principios que la investigación humana pueda conseguir. Lo que no se puede, es contradecir lo que ya se ha descubierto, porque los principios no dependen de la voluntad de los hombres, sino que están en el orden cósmico.
El hombre solo puede, después de descubrirlos, aplicarlos de distinta manera según las épocas y circunstancias, pero no cambiarlos.

Las relaciones de las cosas y la unidad entre todas, hace que, cuando están equilibradas, resulten armónicas, y por ende atractivas. Pero, como no todo es ciencia y el hombre esta envuelto en un gran misterio, el mundo de las sensaciones muchas veces contradice aparentemente lo científico. Porque el hombre, esta envuelto en lo emocional y sensible que tiene una fuerza mucho mas fuerte que lo puramente racional.
Todas las cosas de la existencia tienen una unidad y un orden asombro, que solo lo aprecia quien quiere y puede. El mayor error de la cultura que hemos heredado es la de vivir en la desconexión. El principio liberal de la libertad absoluta rompió con el principio de unidad y vinculo. No es casual que el prototipo de hombre de las ciudades mas civilizadas de Estados Unidos y Europa de hoy es el individuo solo, aislado, sin familia y sin nada externo que lo contenga y le brinde seguridad. Aún proveyéndose de todas las seguridades artificiales que el dinero puede comprar. Una vida vacía que fabrica principios y fines que se agotan en si mismos.
Los canones o principios permanentes, aunque se le niegue su valor, existen. Y son esenciales para el desenvolvimiento equilibrado.

Bien

Lo mismo que ocurre con la apreciación de la belleza ocurre con el bien. Podríamos preguntarnos: ¿puede ser que la belleza éste sujeta a canones o principios estéticos permanentes y el bien que es mucho mas profundo esté librado al juego de lo circunstancial? Con el riesgo mas que probable de caer en las conveniencias particulares?
La estética y la ética están íntimamente unidas y relacionadas. Sin embargo no sostengo con esto que la persona bella estéticamente, es buena. O la persona buena, lo es en lo estético. Digo, que la persona buena es bella en el sentido de que, es buena porque sabe armonizar y equilibrar sus fuerzas. Porque cultiva y selecciona lo mas valiosos de aquellas cosas que va conociendo a lo largo de su vida, y descartando a su vez las malas, lo que le hace mal y procurando no hacer aquello que le podría hace mal a los demás. Considerando el equilibrio, no solo como unidad y proporción de las fuerzas que tiene en si mismo, sino con el medio. Con todos los que se relaciona, ya que entiende que no hay equilibrio egoísta.

He aquí donde se une lo bello con lo bueno, lo ético con lo estético, ya que esta persona aún en el caso de fealdad física puede llegar a agradar al mirarlo, contradiciendo “en apariencia” los canones o principios estéticos.
La contrapartida de esto es que, siendo lo bello y lo bueno agradable a los ojos, puede sin embargo provocar rechazo, en quines por su “fealdad” y su mala disposición para un cambio positivo, ven acentuada su fealdad en el agrado que los otros despiertan.

No hay comentarios.: