25 julio 2009

BIENES

Otras veces ya te escribí sobre los bienes. Te abras dado cuenta, que los ubico en dos categorías: bienes transferibles y bienes intransferibles. Hoy agrego algo mas.

Los bienes intransferibles -los espirituales, morales, intelectuales, sensitivos, perceptivos, intuitivos, etc.- aunque no se pueden transferir, si se pueden compartir.

En el gran supermercado de “bienes”, encontramos de todas las variedades y para todos los gustos. Como en las góndolas del súper, vamos buscando en la vida aquellos bienes necesarios y apetecibles para ayudarnos a hacer nuestra vida mas llevadera.

Creo que a nadie se le ocurriría vivir en función del supermercado, es decir, vivir semana tras semana exclusivamente para comerse o guardar los bienes adquiridos, así, semana tras semana hasta que se muera de viejo. Los bienes adquiridos -tanto los transferibles (los materiales) como los intransferibles, son bienes, no males. Pero no simplifiquemos tanto la cosa como para hacer una burda reducción.

Si bien son importantes, incluso, muy importantes! no son mas que bienes que adquirimos, y por lo tanto, aunque son nuestros, no son esencialmente nuestros, no son parte de nuestro ser, sino de nuestro tener. La única riqueza esta en nosotros mismos o no lo esta.

En síntesis, no son los bienes “adquiridos” nuestra riqueza, ellos son los que pueden contribuir a realizarla. Digo “pueden” porque también pueden ser nuestra ruina.
Son los bienes que “brindamos” a los demás nuestra verdadera riqueza. Los que salen de nosotros para colaborar, o llenar –en la medida que se puede- la vida de los demás.
Y si el “otro” se guarda para si los bienes que le brindamos, esta haciendo una lamentable reducción de su vida y sus posibilidades de igual manera que aquel que viviera en función del supermercado.

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