13 julio 2009

SUFRIMIENTO

Como todos sabemos, el liberalismo tuvo sus principales activistas, en los filósofos enciclopedistas de la revolución francesa.
Aunque el gran impulso lo dio la revolución científica, comercial e industrial de siglos pasados, fue esta revolución burguesa, la que alteró hasta hoy, la visón del hombre sobre el mundo y la vida.
Con esta visión, el hombre ganó notablemente en muchos aspectos, marcadamente materiales, pero sufrió en su espíritu el peor reduccionismo de la historia, su mayor vaciamiento. Mientras haya incautos abrá “cuentos del tío”, pero si hay conocimiento se podrá neutralizar por lo menos en parte, su poder maléfico. Aunque tengo que admitir su gran astucia táctica: las ideologías liberales son difíciles de combatir porque con su mentalidad pragmática y relativista cambian de forma y color según las circunstancias y los tiempos.

Haciendo un poco de historia, (siempre necesaria) recordemos que el liberalismo fue la puerta que se abrió para salir del dogmatismo moral feudal, esta nueva visión del renacimiento racionalista trajo como primer efecto la liberación del pensamiento: sin trabas dogmáticas, la razón podía elaborar filosofías con libertad absoluta, sin trabas ni condicionamientos morales, ni de ningún tipo.
Pero de las ideas dogmáticas del antiguo régimen feudal, no todas realmente lo eran, muchas eran "dogmas humanos" infundados, interpretaciones a gusto del poder aristocrático, que poco tenían que ver con lo principios dogmáticos verdaderos.

Un tema clave del cual había que liberarse estaba en el concepto que la cultura feudal tenia del dolor y del sufrimiento.
El dolor y el sufrimiento no eran considerados "males" sino "bienes", y provenía de la predica de la Iglesia fundado en el misterio de la Cruz, "trono Sagrado de Cristo". Este concepto era inadmisible para aquellos intelectuales. Y el argumento, un insulto a sus inteligencias. Pero los hombres, que tenemos una especial dificultad de apreciar las riquezas luminosas que contienen las realidades oscuras o las verdades presentadas sintéticamente, dieron los liberales, las respuestas "racionales" mas asombrosas que se puede imaginar.

El dolor y el sufrimiento -pensaban- es un mal siempre, y no tiene ningún sentido, Solo veían dolor en el dolor, solo veían el mal, nada detrás de el. Y se empeñaron "filosóficamente" evitarlo y científicamente eliminarlo desde todos los frentes posibles. Será cosa del pasado- decían- cuando la ciencia pueda cubrir todos los huecos de éste desagradable misterio. Aún lo están esperando.

Emocionalismo

Esta corriente es hija del liberalismo pero también de las circunstancias: Un mundo en guerra, la derrota de la razón por los sentimientos anárquicos en lo filosófico, violencias encarnizadas entre izquierdas y derechas, Guerras Civiles, Primera y Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, etc.
Estas circunstancias trajo su efecto devastador: Un nuevo paradigma: El emocionalismo. La supremacía de la pasión.
Rebeldía de las masas juveniles a toda autoridad, redescubrimiento de la vida al natural, redescubrimiento de las antiguas filosofías hindúes y budistas, de culturas milenarias, ocultistas, la vuelta a las comunidades primitivas con místicas alucinógenas, idealismos románticos, sexo libre y compartido, sin ataduras.
Aunque ese empobrecido movimiento juvenil ya pasó, dejó sin embargo hoy su triste secuela.

Para terminar, a modo de síntesis:
Así como el liberalismo abrió la puertas al materialismo salvaje, convirtiendo al ser humano en una “cosa” material y económica, el emocionalismo le dio el golpe mas contundente que haya recibido jamás, golpe que no lo mató, pero que lo dejó grogui. fuera de combate.
La realidad es que hoy, casi por vivir entre algodones, no somos capaces de pensar en sacrificarnos por un ideal, mucho menos pensar en heroísmos, y por otro lado, vemos un mundo con un Estado Internacional en manos de unos "gurúes de la Nueva Era" para terminar de hacer de nosotros y de la nueva juventud, individuos sin reacción, para servirse de esta indiferencia por el bien común y lograr por fin la paz que anhelan, una paz de cementerio, donde solo cuente el bienestar sensual absoluto de los que queden para disfrutarlo.

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