18 junio 2009

AUTORITARISMO

Todos sabemos que fueron muchas las causas que favorecieron la sistematización del liberalismo, pero no podemos olvidar lo que fue su caballito de batalla y su sentido de vida, (iba a decir de venta): la lucha contra el autoritarismo. No esta demás decir que el caballito fue montado con el jinete del odio.

No es la primera vez, ni será la ultima, que los hombres buscamos soluciones fáciles y seductoras, en lugar de las mas acertadas.
El liberalismo filosófico, en cuanto se gestó, mostró un componente desequilibrado que jamás se pudo desprender: que la convirtió en una concepción anárquica.
Y aunque con el correr del tiempo mostró en su aspecto político una indudable democratización, en la practica demuestra que es mas aparente que real.
Para el liberalismo la liberad es un fin en si mismo.
Al despojarla totalmente de su carácter de medio, la desnaturalizó, convirtiéndola en camino para llegar a la decadencia en lugar de, a la plena realización de cada hombre, de cada sociedad, de cada época.

La ideología liberal planteó la disyuntiva: libertad-autoridad, confundiendo autoridad con un fuerte componente deformador de su rol: el abuso. Viendo autoridad y autoritarismo casi como la misma cosa. Esta disyuntiva, sacó al problema de su debido lugar, y oscureció –ensució- lo principal: que la liberad de unos no puede excluir la de los otros. En su filosofía real -no aparente- que es anárquica, la autoridad fue destruida.
Primero atacaron con la autoridad del Estado (para sacarle el poder a la aristocracia) luego a las Instituciones de moral, defensa y prevención: Militares, Iglesia, Policía, después fue descendiendo a las instituciones básicas: Familia, Padres, Docentes, etc.

Si bien es verdad, que hubo muchísimos malos ejemplos, no han sido las instituciones sino los hombres en el ejercicio del poder los responsables. Cuando los hombres que representan a las instituciones son violentos o asesinos, las instituciones son el blanco de los ataques de los superficiales o resentidos. Pero en definitiva, en una verdadera democracia, los hombres pasan y las instituciones quedan, y debe ser resguardadas y separadas de sus propios conductores circunstanciales, nobles o impíos. Hombre de carne y hueso con debilidades y miserias, sin ninguna duda, pero ¿alguien puede decir con total seguridad estar libre de esto, si estuviera en las mismas circunstancias, como para escandalizarse?
Todos los que tenemos que ejercer algún tipo de autoridad, (yo solo con mis hijos, ya no tanto, están grandecitos) estamos tentados al autoritarismo y de hecho podemos abusar cuando el poder y nuestras miserias son grandes, pero no por eso, es esta una condición inevitable en el ejercido de la autoridad.
Y así lo siguen creyendo los liberales políticos de izquierdas y derechas.

Las consecuencias están a la vista, pero voy a apuntar dos detalles para la reflexión:
Por un lado los que tienen el poder de manejar a las naciones, disponen ya de libertad absoluta de disponer a su antojo de los mecanismos del Estado, porque es imposible que deje de existir, solo pasó a sus manos a falta de negarle su autoridad, y su rol de independiente de las instituciones. De esta manera tienen el poder que ejercen abusivamente, seudo democráticamente, a su antojo a todos los que de ellos dependemos, ¿donde quedó la libertad que dijeron que tendríamos?
y como tampoco hay una autoridad moral independiente de cada uno, también manejan la moral a su antojo, inventando leyes o torciéndolas para su provecho,.
Y por otro lado están los hombre comunes, medio, masa, mayoría, pueblo, trabajador, o como quieras llamarlo, con la autoridad absoluta para rechazar toda autoridad que se nos de la gana, (toda libertad que esté dentro de nuestra limitada libertad, obviamente) y ademas con la liberad absoluta de faltarle el respeto a quien se nos ocurra, sea autoritaria o autoridad, que es casi lo mismo.

Por esto hemos llegado hoy a considerar el ejercicio de la autoridad, como sinónimo casi de autoritarismo y el enemigo irreconciliables de la libertad. Este ambiente, limita aún mas las posibilidades de aprender a ejercer la autoridad sin abusos. Y nos quita la posibilidad de aprender a ejercer la liberad de obedecer responsablemente y hacernos respetar como corresponde.

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