04 junio 2009

INMADUREZ

Partiendo de la idea que no hay personas equilibradas sino en equilibrio, y comprobando que, por esta causa, un persona madura (en equilibrio estable) puede sin embargo, incurrir en algúna incoherencia, -producto de juzgar o actuar sin pleno equilibrio-, también creo que de la misma manera en sentido contrario, una persona inmadura puede sostener cosas coherentes. Pongo de ejemplo esos filósofos que han demostrado por el contexto de su filosofía un elevado nivel de desequilibrio emocional o psicológico y sin embargo haber dejado para la posterioridad frases celebres de gran coherencia. O aquellos mafiosos del pasado que no tenían reparos en matar a quien sea, tenían un alto respeto por la lealtad y la familia. Y sus códigos morales no le permitían traficar drogas. Pero no quisiera que se interprete que pensar, que nadie somos equilibrados, es que creo que todos somos desequilibrados.

El equilibrio no es lo contrario de desequilibrio, sino el 50%.
El equilibrio es el resultado de la igualdad de peso. O sea, que el equilibrio esta en la mitad entre dos extremos, extremos en los que solemos instalarnos inconscientemente.
A medida que avanzamos con los años, biológicamente maduramos, pero no necesariamente acompañamos esa maduración “humanamente” porque creemos quizá, que los hombres maduramos como en botánica, por si solo. La maduración hay que forzarla un poco y en todas sus variables, en forma moderada continua y uniforme, Y todas hay que tenerlas en cuenta: la variable emocional, la psicológica, intelectual, sentimental, practica, espiritual, etc. porque sino, al desconocer nuestro mundo interior, la maduración biológica profundiza esas imperfecciones naturales, y eso que estaba dentro de lo normal, -científicamente hablando- producto de nuestro ser en potencia cuando nacemos, se convierte en trastornos de magnitud cuando crecemos, y así es como vemos a grandes mandatarios comportándose como chicos, o viejos de cincuenta haciéndose los pibes de veinte.

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