04 abril 2009

SABER

No se necesita saber de todo, solo se necesita saber lo necesario.
Saber de todo, sin aprender primero lo necesario, es contraproducente, porque es inevitable no marearse con tanta información. En el saber solo una cosa es estrictamente necesaria: la unidad de conocimiento.

Unidad y Variedad

Unidad y variedad es la ley suprema del arte. Si hay variedad, pero no hay unidad, los elementos constitutivos de un cuadro, al no tener relación entre ellos, forman una realidad caótica y desintegrada. Si hay unidad, pero no hay variedad, se percibe un cuadro ordenado, pero monótono y pobre. Todo contenido, necesita estos dos componentes para hacer una realidad rica y atractiva.
Con el saber general, pasa lo mismo. El saber, es bueno solo cuando esta dado por el conocimiento integrado de la variedad.

Abstracción / Reducción

Muy pocos filósofos tuvieron en cuenta esta verdad sencilla, por esto, de la abstracción racional,- necesaria para el análisis-, pasaron a hacer “reducción de la realidad”, no considerando que los descubrimientos intelectuales que le deslumbraban podían traicionarles. Así Marx redujo la realidad a la materia y Hegel la redujo a las ideas, por dar dos ejemplos.
Llevada esta deficiencia a la política, las consecuencias son muy graves. Los totalitarismos colectivistas, olvidan la variedad, pretendiendo imponer un orden en vistas a lograr la unidad, unificando, uniformando. Y los totalitarismos individualistas, -aún en los de contexto democrático- solo les importa la variedad, en vistas a lograr una libertad individual absoluta.
En la vida cotidiana podemos observar también esta realidad: están los “economistas” que reducen todos los males a principios económicos, o los “religiosos” que reducen todos los males, a principios de falta de en Dios, o los “políticos” que creen que los males tienen sus principios en las malas políticas.
En realidad, tenemos una gran tendencia a las exageraciones, y a convertir las propias ideas particulares en absolutos universales, reduciendo la compleja realidad en simplificaciones absurdas. Es así, como siempre reducimos y simplificamos los problemas de la realidad echándole siempre la culpa a alguien. Y así, toda la culpa la tienen los políticos, o los economistas, o la Iglesia, o los militares. o el extremismo violento, o aquel o éste otro. “Todo”, según sea nuestra particular mirada.
Y así nos manejamos, simple entre absolutos, negando las ideas absolutas. ¿Que contradictorios, no?

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