01 abril 2009

CULTURA

Cultura Liberal

La ideología liberal, comenzó a gestarse allá por el siglo XVI. Fue una derivación de la corriente cultural humanística de algunos filósofos del Renacimiento. Casi todas las demás corrientes filosóficas posteriores, incluso aquellas contrarias, no difieren de ella, en su principios esenciales. Pero, ya pasó de ser, una simple ideología. Con su reducida visión de la vida ha empapado, desde hace siglos, la cultura del mundo.
Entre los múltiples detalles curiosos de esta cultura que hoy respiramos, esta la clara y distorsionada división de males que ha hecho.
Los males según nuestra cultura, son aquellos que no dan ninguna utilidad, y limitan el desarrollo del progreso y el bienestar absoluto.
Por lo tanto, según esta línea, son males, los enfermos terminales, los minusválidos, los ancianos que no se valen por si mismos, la vida precaria, el exceso de pobres, los embarazos no deseados, etc.
Por otro lado, están los males que dan beneficios y no son en realidad tratados como males: matar para curar vidas, mentir para conseguir bienes mayores, robar para el bien de la nación, fomentar guerras para ser potencia mundial, entrometerse en países débiles, experimentar con seres humanos para curar otras vidas, las drogas, la delincuencia, los virus, etc.
Esos, son considerados males inevitables, casi "necesarios", o daños colaterales, o daños relativos. Siempre justificables.
Esta distinción convierte y divide a los seres humanos en seres eficientes o inútiles, productivos o improductivos, beneficiosos o molestos.
Si son útiles y productivos son buenos, si no lo son, son malos. Y si son malos, es un bien eliminarlos, por el “bien común”. Claro que, como ya no estamos en la época de la barbarie, se debe usar “democráticamente” la ley. Y si no hay ley que lo permita, hay que hacerla. Para que la barbarie sea legalizada. Y piadosa.
El mal real, es la falta de humanidad, que dice que es malo todo lo que atenta contra el bienestar absoluto de las personas, pero solo aquellas consideradas aptas para vivir en "democracia".

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