11 enero 2011

DIVERSIDAD Y UNIDAD

Muchos hay hoy, por el mal de época, mal de la estupidez y la superficialidad, que presumen de comprensivos hablando de diversidad e igualdad sin tener idea de lo que dicen.
¿Tendré alguna idea yo?

Parto de la base en aquello que estoy de acuerdo con todas las opiniones, que la diversidad jamás debe ir en contra de la unidad, esto es opinión unánime ya que por ésta unidad es que se acentúa en la igualdad.
Pero, para que la unidad sea sana, (creo que nadie está conscientemente a favor de una realidad enferma) se requiere de ciertas condiciones, las cosas de la naturaleza y la naturaleza de las cosas así lo determinan, que no se puede unir lo que debe permanecer dividido, como no se debe separar lo que debe permanecer unido. La unidad no es un valor absoluto en el que si o si todo hay que unirlo. Como tampoco dividir siempre es necesariamente algo malo.
La idea de unir de cualquier manera para igualar lo desigual es una idea aberrante, aunque se haga por un profundo sentimiento de compasión y por simple ignorancia.

La condición esencial que no puede faltar para la unidad en la diversidad es que, lo que se quiera unir no se repela mutuamente, es decir no vaya en contra de la naturaleza de las cosas a unir. Unir el bien con el mal, equiparando o igualando lo sano con lo perverso, lo bien formado con lo deformado. Una unidad e igualdad así es falsa y las consecuencias así lo determina, no las opiniones, porque de esa manera lo malo, por su “peso muerto” por su fácil condición tirará siempre para abajo corrompiendo lo bueno que va quedando.

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