02 julio 2010

INSTRUMENTOS

Todo buen músico sabe que necesita tener control sobre lo que escucha, porque ha aprendido que para lograr un oído de exquisita calidad no puede escuchar cualquier cosa, por eso selecciona prolijamente la música y rechaza de cuajo las composiciones desprolijas y desafinadas. Digamos que se cierra a la basura para no contaminarse.
Es de sentido común que cuanto más delicada es una cosa más cuidado se debe tener.
El oído no es un órgano aislado ni menos sensible que el resto del cuerpo, mucho menos del alma.
Cuando nos acostumbramos a lo malo por “abiertos” lo malo nos resulta con el tiempo menos malo, y si lo malo lo incorporamos como propio ya comenzamos a verlo bien, eso que vemos como bueno y dista mucho de serlo hace que gocemos de lo distorsionado.

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