27 abril 2010

RE

Replantearnos. Retener. Rectificar. Reubicarse. Reconocer. Reencontrar. Retomar. Reparar. Renacer. Revivir. Releer. Reparar.

El tiempo vale en cuanto nos brinda la posibilidad de “replantearnos” las ideas.
Volver sobre nuestros pasos es la oportunidad más maravillosa que nos brinda el tiempo, para “retomar“ y volver a intentar una nueva dirección.
Contemplar la posibilidad no lejana de estar equivocados
Modificar la forma de pensar cuando nos lo indica la realidad, por el resultado de lo pensado: las consecuencias.
La falta de conciencia y el activismo nos lleva a los hombres de hoy a ir siempre para adelante sin “reparar” en los propios errores. Y como consecuencia sin “rectificar” el rumbo. El acto de “replantearse” las propias actitudes, ayuda a “reconocer” las falencias y ”reubicarse” en la realidad.
“Reconocer “los errores se ve con excesiva frecuencia como un mal. Y hacerlo, como una demostración de inseguridad o falta de personalidad,

Las culpas

La psicología moderna, influenciada por la mentalidad de la época, consideró en el siglo pasado y aún hoy, que deben dejarse de lado las culpas. Cuando un paciente les dice que tuvo la culpa de tal cosa o tal otra, se suele aclarar que no tiene la culpa de nada. Que no se debe hablar más de culpas, sino de responsabilidad.

Esta idea es buena en un sentido, para todos aquellos casos en las que una persona recurre a un profesional en busca de ayuda, perturbada por culpas excesivas o escrupulosas, pero de ahí, a tomarse como norma general hay un abismo. (que raro, “paradójico” es esto en una sociedad donde son mala palabra las normas generales).

La culpa si está dentro de los limites razonables, es muy buena porque nos permite arrepentirnos de nuestros errores, solo no tenemos culpa cuando pisoteamos sin querer,
o cuando a pesar de nuestra buena voluntad nos equivocamos.
Es obvio que es preciso distinguir entre la culpa y el error. El error conlleva una cierta dosis de desconocimiento del mal que se comete o un desconocimiento del bien que se debería realizar, la culpa en cambio es cuando sabemos que estamos haciendo un mal o sabemos que estamos dejando de hacer un bien que deberíamos hacer.

Para mí sacarse las culpas a fuerza de desfachatez o de autoconvencimiento es sencillamente un disparate.

Yo creo que hay que sincerarse, hay que dejar de echare la culpa a la culpa, el problema no está en ella, sino en su mala interpretación. Y dejar de ahogar la culpa buscando sentir orgullo de lo que no deberíamos.

El hecho sano de que no hay que llorar sobre la leche derramada y que lo hecho hecho esta, no significa que de nada hemos de arrepentirnos para no sentir culpa de nada.
Estar enfermo, ser débil, no poder, no saber, no querer, no es lo peor. Lo peor es no reconocerlo, para no tener que someternos a nuestro propio juicio de conciencia, o para no someter nuestro mal orgullo porque no queremos ser ayudados, porque eso significaría según el mal juicio “reconocer” la debilidad, prefiriendo seguir viviendo un mal conocido que un bien por conocer.

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