19 abril 2010

DESPRESTIGIO

Según entiendo y observo:

La Iglesia Católica, como institución, siempre paga ante la opinión pública la actuación de cada uno de sus miembros. Ante Dios solo paga cada uno por lo que hace personalmente.

No hay ningún problema técnico para que un homosexual integre las filas de los sacerdotes. Porque, gracias al celibato es igual tanto para los homosexuales como para los heterosexuales, porque por igual deberán cuidarse de contactos y prácticas sexuales. Si no existiera el celibato seria aún más complicado.
Ahora, si bien en principio no hay problema, -principio teórico- en la práctica si lo hay, ya que no es igual seminarios integrados solo por heterosexuales, por la sencilla razón que la convivencia entre varones con identidad sexual definida y definitivamente masculina es muy distinta de aquellos que gustan de los varones. Con el agravante que al llegar al sacerdocio, incluso al obispado, se encuentren con el correr de los años y quizás con la guardia baja con jovenes seminaristas de su misma condición.
Al final por no discriminar a los homosexuales, la iglesia termina pagando institucionalmente los platos rotos -recayendo además las sospechas sobre todos- cuando se podría haber evitado.
Deberían entender todos dentro de la Iglesia Católica que de una manera u otra igual será criticada por la prensa internacional y la opinón pública. Si no por discriminatoria lo será por absurdos. Lo mejor es no tratar de congraciarse con la mentalidad de la época y con los que uno sabe que son los sembradores de odios y sospechas.

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