11 febrero 2010

SOBERBIA

Este post es bastante autorreferencial, desde ya pido disculpas por habar de mi.

Según entiendo y observo:

En un mundo prejuicioso no cabe otra que hombre susceptibles. Y una realidad así para mí hay que cambiarla.

Me da la impresión que los hombres de hoy tenemos mucho miedo a que nos juzguen, especialmente que nos juzguen de soberbios y arrogantes. Por eso nos mostramos casi siempre tolerantes. Parece que actuamos por amor pero en realidad creo que es más por miedo, o amor a nosotros mismos, que no queremos ser maltratados. Por eso, no somos capaces de levantar la vos -no estoy hablando de gritar- para decir lo que pensamos sin pelos en la lengua.
Cuando se habla con crudeza, que no es lo mismo para mí que con “dureza”, muchos pueden “escandalizarse” por la falta de sentimientos del que así habla. Pero, me parece que la cosas hay que decirlas como son, sin adornarlas, para que alguna vez nos caiga la ficha. Nos manejamos generalmente con tanta delicadeza... hablamos tan suavemente... somos tan tolerantes...(siempre que no sea en casa con los que nos conocen bien).
Yo tengo muchos amigos y conocidos, gente que me conoce -parcialmente claro- y tengo hijos de la sangre, he hijos y padres espirituales. Todos entran entre los que critico.
Incluso entro yo, no se si en primer lugar –no me voy a hacer el humilde- pero que entro en muchos aspectos, seguro! Sin embargo, a todos les tengo un gran aprecio, y a mis hijos los amo con locura, y no los ataco ni los atacaría nunca. Pero hago una distinción entre las personas y sus ideas. Por eso, no tengo reparos en atacar las malas ideas, aquellas que hacen mal a todos, y hace mal en primer lugar a quien las sostiene y vive su vida en relación a ellas. Ideas que se incorporan sin saber de donde vienen y quien está detrás, sin saber que la hemos incorporado absorbiéndolas incluso inconscientemente, y por no discernir convenientemente.
Acepto si pensaras: ¿y quien se cree que es?, te diría que no lo se con certeza, lo que yo creo de mí y lo que soy no coincide mucho. Por eso solo trato de ser lo que creo que debo ser, porque al pensar en lo que “debo” me salta la ficha viendo lo que “soy”, y que Dios me juzgue, creo que lo hará con clemencia, no por lo que soy sino por lo que Es, porque de lo único que estoy totalmente seguro es que compruebo que me equivoco con frecuencia y seguramente con más frecuencia de lo que creo.

Continúo, cuando escribo no pienso que les cabe a ninguno de mis amigos, ni a ninguno de mis conocidos, ni a mis hijos, aunque de hecho se que si. Cuando escribo pienso genéricamente en aquellas personas que en realidad no lo son, son apenas pobres individuos, que dejándose llevar por sus padecimientos ocultos, por sus crónicas o adquiridas enfermedades psíquicas, difunden ideas para corromper, porque son corruptos, y quieren ver a todos de su misma condición. Además para quedarse con lo mejor de cada uno. Su dinero, poder y dignidad. Hombres codiciosos que en su soberbia y arrogancia más espantosa se muestran incluso como los humildes y tolerantes servidores de la paz mundial.

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