06 febrero 2010

JUSTICIA

Es de justicia decirle a un amigo que “esa“ persona con la que se está haciendo amigo es un embustero que se hace de amistades para ganar su confianza y después robarles. Es de justicia porque es advertirle de un remoto mal.
Si yo advierto sobre los embustes de una cultura estoy haciendo un bien para que haya menos incautos, pero seria un bien mayor si se enteraran y me creyeran. Pero, si lo que pienso y digo no es verdad, el mal que no es real por la cultura, comienza a ser un mal real “por” mí. Y un mal real y objetivo “para” mí, (aunque sea solo sea subjetivo) porque estaría viviendo en el error y todos mí pensamiento estaría construido sobre una mentira.

Pero si lo que digo es verdad, los que construyen su vida en base a esta cultura estarían construyen su vida en base a una mentira, aunque no lo tomen como tal. Ya que “mentira” es algo que no es verdad, aunque “mentir” solo es algo que se dice sabiendo que lo es.
Si no son concientes del mal, el mal está igual, porque no depende de cuanto lo crean o dejen de creer sino de la realidad. En éste caso, el mal es mayor, porque serian más los incautos que caigan en las redes del engaño.
Si yo creo conocer la verdad y no la digo, por miedo a ser juzgado de “ser superior” “omnisciente” o “dueño de la verdad” estaría siendo cómplice del engaño y de la superficialidad del que así juzga, porque, conocer la verdad no significa conocerla completamente y sin error. sino tan solo como un mortal puede conocer, muy imperfectamente. Pero conocer la verdad imperfectamente, y parcialmente, no es vivir en la mentira, sino en una verdad relativa.

La verdad relativa no lo es porque dependa de nuestras subjetividades, o sea de que lo que cada uno crea a su antojo, sino de la realidad objetiva y absoluta aunque no la podamos naturalmente abarcar.


No hay comentarios.: