16 diciembre 2009

SERVIR

Según entiendo y observo:

Siempre hay dos alternativas ante un hecho concreto en relación a los demás: primero servir o servirnos primero. Aunque en realidad, pensándolo bien, hay una tercera, que es servirnos y no dejar que se sirva nadie.

Hay un principio racional y razonable que primero estamos nosotros mismos y después los demás. Pero es “razonable” cuando es proporcional al medio y al fin. El pensar primero en uno mismo no contradice el principio de solidaridad, ni significa ser partidario del individualismo, porque establecer una prioridad no es adjudicarle supremacía absoluta. No es raro confundir “primero” con “importante”. Somos “lo primero” pero no al grado de ser lo mas “importante” como si cada uno fuéramos el ombligo del mundo. No sirve un “principio” que comience en uno para terminar en uno.

Pensar en si mismo solo sirve verdaderamente si es para dar, sino, solo sirve para acrecentar nuestro egoísmo y dividirnos, desvinculándonos de los demás.

El medio y fin de la dedicación personal seria:

Primero yo, para prepárame y tener que dar. (porque nadie puede dar lo que no tiene)
Primero yo, en amar, para que tenga sentido el servicio.
Primero yo, en servir para concretar el acto de amor.

Antes de terminar este post, quiero mencionar un detalle para mí muy importante, para aclarar. Que cualquiera que hable o escriba sobre el amor, la verdad, el bien o el servicio a los demás, como es mí caso, no puede sostener íntegramente con su vida lo que dice, esto es un hecho, porque la realidad práctica y las limitaciones personales lo ponen continuamente en evidencia. Nuestra “condición” humana estará siempre por debajo de las ideas. Pero es un mal mayor para mí callar, o suavizar el contenido, nivelando para abajo. Porque pensando bien podemos actuar mal, pero pensando mal no nos queda ninguna alternativa.

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