03 diciembre 2009

CONVERSION

Según entiendo y observo:

Cuando el mundo se convirtió al liberalismo, todos los ismos que vinieron después tomaron como base para sus fundamentos la libertad individual absoluta. Tomando esto como base (la libertad individual absoluta) las mismas palabras cobraron nuevos significados, producto de nuevas interpretaciones. No se pudieron inventar muchas, pero si dejar de usar algunas, las más conflictivas, y cambiarles el sentido a otras con una nueva visión, “moderna” y “liberal”.

Así nacieron nuevos “ismos” y surgieron otros “ismos” de ismos anteriores. El Cristianismo es uno de los que mas sufrió con la conversión liberal. Si bien la Iglesia Católica no se “liberalizó”, manteniendo los principios originales -cuantos palos recibe a diario por esto de parte de los convertidos... al liberalismo- nació al margen de ésta un nuevo cristianismo, un cristianismo liberal. En él, uno puede creer en Cristo y creer también en Marx, en la reencarnación de las almas o en el fetichismo, o lo que a cada uno se le ocurra, después de todo, y ante todo, la única verdad absoluta es la absoluta libertad individual.
Un cristianismo a gusto del consumidor, “típico liberal” acorde a su máxima “hágalo usted mismo”. Un cristianismo que no dependa más que de si mismo, y de la iglesia a la que cada uno quiera pertenecer, pero sin compromisos institucionales. Después de todo, la única verdad absoluta es la liberad de elegir lo que uno quiera para si mismo.

Un cristianismo en el que podamos decir: soy cristiano porque creo en Jesucristo.

Creo en Jesucristo y en el Che, porque el Che es como Cristo.
Creo en Jesucristo, pero no creo en muchas cosas de las que enseñó, porque no coincide con mis ideas, que son las ideas de la mayoría, liberal. 
Creo en Jesucristo pero no en una Iglesia que no me permite ser liberal y cristiano a la vez, quiero una iglesia para mí o no quiero ninguna.
Creo en Jesucristo pero no quiero cumplir con ningún precepto, mucho menos con mandamientos, ni obedecer ninguna autoridad religiosa.
Creo en un Jesucristo a mí manera y en un Dios a mí medida.

Que éxito rotundo logró el liberalismo! Aunque haya sido más por astucia y malas artes que por mérito.

Dio vuelta al mundo de las ideas, como se da vuelta una media... y como las ideas se trasladan con el tiempo a las conductas, hoy, nos encontramos esclavizados -no voy a decir unidos- por lazos liberales, y en la práctica, totalmente desunidos y desvinculados por lógica consecuencia. Unidos en la frivolidad, desunidos en el resto.

Lógicamente, por todo lo dicho, no puedo espera que mis palabras caigan bien a muchísimas personas, y aunque en nada quiero lastimar los sentimientos de nadie, se que es inevitable. Tengo la gran ventaja-o la desventaja según desde donde se lo mire- de ser un desconocido y que mí llagada social es prácticamente nula.

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