19 octubre 2009

LIMITACION II

La limitación es propio de la materia, y de los seres vivos materiales. De nuestra alma y el espíritu que nos anima, podemos intuir una realidad maravillosa, porque evidenciamos interiormente unas aspiraciones y deseos grandes que no son propio de la materia en si. Aunque, comprobamos que nuestro cuerpo material limita su expansión: no somos todo lo que queremos, ni podemos todo lo que deseamos.

La idea general es que las personas “limitadas” son aquellas que tienen pocas entendederas, es el típico “burro de la clase” o el que “no le da la cabeza”.

Esta idea, siempre estuvo presente en muchos de los pensadores del pasado, viene del pensamiento aristocrático clásico, que luego institucionalizó la burguesía liberal. Para estos personajes, influyentes de la cultura, eran limitados los de las clases bajas, "los burros de la sociedad" los incapaces para el progreso. No es casual que se sintieran “iluminados” y que convirtieran a su siglo, en el de “las luces”.

Estos liberales que fomentaron con sus ideas las grandes revoluciones industriales, políticas y militares, sentían un profundo desprecio por los ”burros de la clase”. Basta conocer algunas de sus frases "celebres" para entenderlos: Erasmo dijo de la gente del pueblo, “bestia enorme y poderosa” y afirmaba que “es vil e indigno sentir como el pueblo”. Maffeo Veggio: “Los campesinos no participan de la naturaleza humana, sino mas bien de las del buey”. Marcelino Ficino: el pueblo “es como un pulpo, animal con muchos pies y sin cabeza”.

De su influencia, como de tantos otros liberales se forma la opinión publica de hoy, muchas veces preguntan los jovenes para que sirve saber de historia. Y sus ideas las hacen suyas, las aplica, las repiten y se maneja en su vida practica, sin saber de donde provienen.

Según esta idea de limitación, es lógico que todo aquel que sea incluido en esta categoría se sienta ofendido.

Yo, no uno la limitación a la inteligencia, sino a la disposición de apertura hacia los demás, y sus necesidades. Es verdad que la inteligencia juega un papel importante pero no es determinante. La capacidad intelectual nos da la posibilidad de ver, de entender, de saber, pero es la buena disposición la que nos permite ver adecuadamente, con la menor limitación posible. Muchas veces se usa la analogía de los ojos como comparación con el intelecto, los dos elementos que nos permiten ver. Pero menos veces se tiene en cuenta la importancia de la luz que viene de afuera que no pertenece a la realidad “ojos”. Ni tampoco a la calidad de la luz, ya que es de sentido común que si la luz no es limpia, no se puede ver con buena definición, incluso si es espesa y gris solo se puede ver en sombras, y confundir unas cosas con otras. Pero mucho menos todavía se tiene en cuenta un tercer elemento, y es la capacidad voluntaria de abrir los ojos, de nada sirve la buena visión y una luz limpia si los mantenemos cerrados para la realidad, porque solo los abrimos para ver solo lo que nos interesa exclusivamente a nosotros. Si el otro sufre o no es feliz, si es pisoteado o humillado en su dignidad, es problema de el.

Abrir los ojos, hay algo mas sencillo?

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