30 julio 2009

CORRECCIONES

Muchos creen que el reconocimiento o negación de la “Verdad” es algo netamente intelectual, así como creen que el “Bien” no es algo intelectual, sino practico, porque esta encuadrado solo en el “hacer”. Pero se equivocan. Te voy a decir porque.

Primeramente, a la verdad se llega “con” la cabeza, pero no “solo por” la cabeza, sino “con” una buena disposición llamada sinceridad, esto no es solo intelectual sino “existencial”. Es decir, nuestro inconsciente, nos inclina a creer alguna cosas y a descreer de otras, a creerles a unos y desconfiar de otros, esto supera ampliamente el intelecto, esta en un estadio anterior. Digamos que la disposición esta en el subsuelo y el intelecto en planta baja, ¿quien toma conciencia cada vez que entra a un edificio que tiene subsuelo? Creo que todos nos manejamos como si la planta baja fuera la planta “mas baja”.

Según mí corta experiencia y observación, la mejor forma de acercarse a la verdad es mantenernos en una posición firme en lo que creemos, pero siendo muy sinceros con nosotros mismos. Así, nuestra actitud será muy distinta cuando sospechemos que algo de lo que pensamos no sale airoso de cualquier objeción. O cuando intuimos que algo no anda bien en nuestra vida, algo así como un vago o un firme reclamo interior que nos dice: mirá bien, que te estas equivocando!
Estando abiertos a estas voces, las exteriores (objeciones) y las interiores (intuiciones) podremos ir corrigiendo, perfeccionando nuestra visión, sin quedarnos instalados por gusto o comodidad en lo primero que pensamos. Esta apertura nos posibilita no caer en errores “inconcientemente” voluntarios y crónicos.

Si estamos desorientados con respecto a la “Verdad” y no sabemos donde esta, o si creemos que no hay “una” Verdad porque estamos “convencidos” que todo es según como se lo ve, podemos sacarnos de la duda buscándola en esta realidad interior, empezando por conocer nuestra “disposición” y en segundo lugar en nuestras certezas intelectuales, buscando que sean verdaderamente firmes, “sin mentirnos”, porque si desconocemos esta orientación afectiva con respecto a la Verdad poco podremos hacer por encontrarla.
Cuando hayamos superado la dificultad de la mala disposición, ya estamos en el buen camino de la sinceridad con nosotros mismos y tomando distancia de la fanática necedad, estamos en las mejores condiciones para emprender esta maravillosa Aventura.
De esta manera, “abiertos a la Verdad” podremos comenzar la etapa del “discernimiento” adecuado y dejar de lado el “discernimiento” cómplice por nuestra mala disposición. Y así, corrigiendo aquí y allá, -lo que haya que corregir- iremos acercándonos cada vez mas a la Verdad, aunque esto “nos cueste la vida”. Porque cuesta un triunfo modificar aquello de lo que nos hemos encariñado.

Lo mas lamentable, es que siempre existirán aquellos que no les preocupa en absoluto “La Verdad” incluso la niegan. Y como tienen poder, siembran confusión con mentiras, porque solo creen en “su verdad” que buscan que sea comprada, y es aquella que mas los beneficia. Beneficiándose a costa de robar a los demás lo que poseen, hasta su integridad. Pero poco podrían hacer si nadie les compra sus mentiras, ni productos mal avidos.

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