16 junio 2009

ABSOLUTISMO

Los primeros indicios liberales comenzaron junto a la decadencia feudal, se gestó formando parte de dos realidades diferentes, la realidad particular de aquellos teóricos de la burguesía y otra realidad ajena a ellos, pero de la que dependían y estaban inmersos, la realidad Aristocrática.
Como todos sabemos, la cultura medieval - de la que todo el mundo occidental deriva- se desarrolló en Europa, se basaba en una concepción de vida religiosa, con una fuerte presencia y predicamento de la Iglesia Católica.

El sistema medieval feudal basaba su fuerza en el poder de los Nobles, en lo político, y un error de interpretación Bíblica, de que “toda autoridad viene de Dios”, que usó como medio para sostener los intereses de la nobleza, haciendo creer que el titulo nobiliario llevaba implícito prestigio y autoridad. (Algo parecida ocurre en esta cultura liberal en la cual, pareciera, que la sola ostentación de un titulo universitario lleva implícita autoridad en la materia) Con éste caballito de batalla, la nobleza terrateniente, llegó a abusar despóticamente de su autoridad.

Como es lógico, vino la reacción, ningún atropello puede ser bien recibido, y naturalmente, a medida que crecía la clase burguesa -favorecida por el auge comercial de los nuevos tiempos- empezaron a acariciar la idea de ser dueños también de la tierra y el poder que estaba en manos de la Aristocracia. Para esto, el ataque y la concertación de fuerzas para destrónalos debía ser grande y certero.
El Renacimiento humanístico provocó un quiebre en los cimientos del sistema, concentrando el ataque no en el absolutismo practico- político, sino en el “absolutismo religioso” para derribar a través de éste, su autoridad política. Y comenzó junto con éste, el uso del odio hacia las calses dominantes, representada por la nobleza y el alto clero.

Pero una religión o una filosofía no es una ideología. Las ideologías son adaptaciones de las mismas, para fines específicos (poder económico y político) Pero así como las ideologías se buscan por y para intereses prácticos, parciales y temporales, de la misma manera están sujetas a manipulación y mentiras ,por esta causa están siempre destinadas a caducar.

La idea liberal se basaba en algo muy sencillo: si se piensa que un concepto, sostenido como verdadero durante tanto tiempo, resulta ser falso, puede perfectamente sostenerse con el mismo criterio que toda verdad puede ser falsa, por lo tanto la conclusión liberal es que única verdad absoluta es “que toda verdad es dudosa y relativa”.
Sin llegar a comprender los teóricos liberales, que el error no partió de la verdad, sino de una mala interpretación.
El relativismo no distingue la diferencia entre inventar o describir la realidad. La realidad no depende del juego de las miles de interpretaciones, sino de la realidad que se observa.
De la mejor o peor forma de observarla esta la mejor o peor forma de interpretarla. Pero ninguna interpretación subjetiva cambia la realidad objetiva de lo que es.
Demostrar la mentira feudal, de que todo el que pertenecía a la Nobleza era por orden de Dios autoridad máxima e incuestionable, era el mejor argumento para atacar, ya que solo se necesitaba sentido común y un mínimo de inteligencia. Para esto, hizo falta propagar un nuevo paradigma, totalmente contrarío al anterior, pero tan absolutista como el: “La autoridad no viene de Dios sino del pueblo”, y de esta manera la “voz del pueblo, es la voz de Dios”. (Tan mentiroso como el anterior). Y para destronar definitivamente a la aristocracia del poder, los teóricos de la burguesía empezaron a abrazar la idea de que el Estado debía ser abolido, porque éste era el aparato del cual se valía para encausar un sistema opresor y corrupto. Así nació el anarquismo. Según el cual, los ciudadanos de éste mundo seriamos libres de toda opresión cuando caiga toda autoridad y cuando cada uno sea artífice de su propio destino, sin mas autoridad que uno mismo, sin otra moral que la que cada unos se dicte.
Luego con el correr del siglo XIX el anarquismo liberal derivó en dos corrientes totalitarias.

Cada uno usando al Estado, en lugar de abolirlo. Manejarlo según sus ideas particulares de liberad y autoridad, garantizando así un “orden” de acuerdo a sus criterios morales propios. El liberalismo anarquista individualista y el anarquista colectivista o comunista, el primero con una visión ambigua, garantizando la ausencia del Estado en cuanto al libre mercado, pero amparándose en él, para dictar las leyes que le convengan a los poderes económicos, y por el otro lado, la otra anarquía, la colectivista o comunista, sosteniendo un aparato Estatal que garantice la perpetuidad en el poder del proletariado, en manos de sus “representantes”, obvio.

La religión verdadera y las filosofías acordes a la verdad, jamás fracasan, y aunque permanezca mas o menos oculta por la conducta de los hombres, de adentro y de afuera, o por el desprecio de los mal intencionados, por intereses mezquinos, no caen ni caducan jamás, porque son eternas. Y sí como las mentiras, que tarde o temprano caen, la verdad siempre por algún lado vuele a surgir, el tiempo es la única garantía del éxito.

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