13 abril 2009

PALABRAS DE DESPEDIDA

Carta I

Querido amigo:

He decidido comenzar a escribirte una serie de cartas antes de mí partida. Me resisto a dejar éste mundo, sin dejarte una serie de recomendaciones, que te puedan ayudar cuando yo ya no esté. Aunque espero tener muchos años mas por delante, tengo presente que puedo encontrarme con la muerte a la vuelta de la esquina.
Espero que sepas aprovechar los años de mí vida, para que, sumándolos a tu tierna juventud, avances mas y con pasos seguros ante la vida y el mundo que ante vos se presenta.

Hablar hoy de amor incondicional, es casi igual a una ingenuidad, incluso a ideal estúpido. Pero esto, es producto de la maldad. Maldad, que esta en la boca de todos, en la actitud de algunos, en la indiferencia de la mayoría y en la predica constante de aquellos que hoy tienen el poder de informar.

Dios, esencia y fin de todas las cosas, y fuente de amor, no ve las cosas de esta manera.
No le importan los números, ni las estadísticas, ni las mayorías. Le importa Vos...así, con mayúscula. O aquella persona que ni siquiera es tratada como tal, que es despreciada, ignorada, desvalorizada o ignorada. Quizá se comunique con ella con mayor claridad que con aquellos que hoy están bien considerados por sus dotes personales, incluso por sus meritos y virtudes, que sin lugar a dudas lo deben tener.
A Dios no le importan ni los títulos, ni los premios, ni los apellidos, ni los de arriba, ni los de abajo. Ni si sos débil o si sos fuerte, inteligente o limitado. No le importa ni el mal, ni el odio. Esto, son cosas de hombres.
A Dios solo le importa, tu buena intención y tu buena voluntad. El resto, como te dije antes, son cosas de hombres.

Pero no te vayas a confundir creyendo entender lo que te digo, interpretando esto con simpleza, que lo simple no es sencillo. Se necesita recorrer un largo camino para llegar al principio.

Mario

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