24 diciembre 2011

CREO

La mayor aspiración de todo hombre y de toda mujer debería ser la de ser buenos.
Creo que nacimos para eso, aunque nos dediquemos a cosas tan diversas.

Si mi aspiración es la de ser una persona buena, seré en definitiva un profesional bueno, un artista bueno, un esposo bueno, un padre bueno, un amigo bueno.  Aunque en el camino sufra desalientos.

Si me planteo ser bueno, no puedo serlo solo en condiciones especiales. Si mi bondad depende de las circunstancias, de que los demás no me alteren, no me violenten, entonces mi bondad es un tanto ficticia, porque, más que en mi, mi “bondad” está en manos de los demás. De la misma manera, si mi felicidad depende de que otros me lo permitan, no solo no seré feliz nunca, sino tampoco bueno.

Creo, que para que sea verdadera mi bondad, por lo tanto mi felicidad, solo debe depender de mi. Pero compruebo que eso es imposible. Aunque veo una alternativa maravillosa, vivir buscando la amistad con Dios, el no tiene limites, y no me pone limites para ser bueno, porque compruebo que solo me pone limites para el mal y para lo que me hace mal, para hacerme bueno. Por lo tanto, creo que el secreto para adquirir la fuerza que no tengo es buscándola donde la puedo encontrar, en Dios. Creo que sí, unido a Dios seré íntimamente bueno, feliz y libre!!

Creo por el contrario, que los hombres y mujeres podemos ser muy malos si no nos proponemos de verdad ser buenos. Todo lo malo, las desviaciones humanas, las violencias psicológicas y físicas, las murmuraciones, difamaciones, las superficialidades, prejuicios y artificiosidades, son cadenas que nos sujetan al libre albedrío de los demás, y de nuestras propias miserias, por no querer ser libres a la manera de Dios. Y capas negras que nos tapan su magnifica realidad.
Creo, que nunca el hombre podrá matar a Dios, solo la soberbia humana puede creer eso. Solo se oculta de su vista.

Deseo, que en esta Noche Buena, Dios cambie su modo, que su voluntad se haga presente en el mundo, ya no como una suave brisa que solo encuentran los que le buscan, sino como viento impetuoso y rompa todas las cadenas del mal y así desprendidos de ellas, el mundo entero pueda descubrir la Libertad, la única verdadera libertad. La Libertad de los hijos de Dios.

FELIZ NAVIDAD
Guillermo Pena

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