28 septiembre 2010

DISTORCIONES

Creo que el ser humano es un ser en busca natural de armonía, pero que, por un desequilibrio también natural hacia lo placentero se deja llevar con mucha facilidad hacia los extremos. Esto no es un simple parecer. La realidad de cada uno y la historia de la humanidad lo confirman.

Hoy vivimos dos deformaciones culturales de gran significación y consecuencia. Por un lado el Modernismo y por otro el Fundamentalismo. No son las únicas deformaciones, pero todas parten del mismo hecho antes descripto. La marcada tendencia o inclinación al desequilibrio, y por éste a buscar posiciones extremas.

El modernismo es el hijo degenerado del liberalismo, es deforme en sus conceptos y deformante en las aplicaciones, puesto que ve todo lo nuevo como bueno y todo lo antiguo o tradicional como malo. El cambio es progresismo.
El modernismo de la mano del liberalismo, descree que haya algo permanente, que existan principios, porque todo es móvil, todo cambia. Solo son importantes los fines, no existen principios porque estos nos hablan de algo permanente, o creen que si los hay, pero que no hay que ajustarse a ellos si cambian las circunstancias (forma mas sutil de descreer de los principios).
Para el modernismo solo son importante los fines, los medios importan en la medida que se logra un fin, los medios son buenos o malos no según el bien o mal que hagan sino si convienen o no para alcanzar un fin. Para el modernismo no puede existir Dios porque no puede existir un ser que no cambie y que sea eterno. Porque todo cambia.

El fundamentalismo es el hijo degenerado de la fe religiosa, deforme en sus conceptos y deformante en la aplicación, todo cambio es malo. Que las cosas que fueron vividas en el pasado, acorde a esa vida pasada debe ser mantenida siempre. Nada debe cambiar porque Dios –creen- así lo dispuso para siempre. Porque lo que Dios dispuso para un momento histórico así debe ser para siempre aunque vaya al revés de las agujas del reloj. Ven a Dios sin poder desprenderse de su visión y temperamento humano intolerante. Ven a Dios vengativo, airado con los infieles y ellos se ven a si mismos como sometidos a la voluntad de Dios que ven como depredadora de malditos.

Ni unos no otros pueden salir de sus esquemas mentales extremistas para percibir que puede haber una realidad equilibrada, armónica. Un Dios Paternal.
No pueden entender a un Dios Paternal que permita las injusticias y calamidades de la vida, no pueden comprender porque no pueden salir -auque podrían si quisieran- de una mentalidad alienada por una visión humana. Y para entender algo de Dios, apenas algo, aunque suficiente, hay que salir un poco de nuestros esquemas mentales naturales.

Se ve que no pueden descubrir la verdad,  pero también se ve que podrían si pusieran el mismo empeño y disposición que para otras cosas. El hombre, como representante de la humanidad y de la historia, ha súper demostrado que todo lo que quiso lo pudo, cuando no puede es porque no quiere.


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