23 diciembre 2009

INTERROGANTE

Si la verdad se dice crudamente cae mal y es rechazada. Y quien dice estar en la verdad es automáticamente tachado de soberbio o fundamentalista.
Quien no se deja llevar por banalidades y esta sostenido, no por opiniones, sino por fundamentos ciertos, tiene que desarrollar hoy una capacidad especial para hablar con mucho tacto para decir lo que piensa, porque el ambiente sufre de una sutil susceptibilidad.

Pero al suavizar los argumentos para intentar hacer la verdad atractiva y no ser tachado de hombre de pocos sentimientos, parece que tiene que ser casi necesariamente un poco ambiguo, para que no llegue la información tal cual es. Y de esta manera al no ser rechazarla de cuajo se le preste un poco de atención.

Y así, a fuerza de nivelar para abajo todos vamos descendiendo y bajando la calidad de los razonamientos, y con esto el de la exigencia, propia y ajena, haciendo la vida de todos mas suave y con menos sustancia. Después nos sorprenden las estadísticas: angustia, depresión, amarguras... y no logran asociarlo.

No hay comentarios.: