27 octubre 2009

FRUSTRACION

En esta época, es idea general, que no es bueno poner el acento en lo negativo. Se respira incluso en el ambiente, que no debemos detenernos a contemplarlo siquiera. Ver lo negativo, lo que esta mal, marcar errores o lo que nos puede llevar a cometer nuevos, esta mal visto. Hay que evitar comentarlo.

Entre las cosas que se dicen en éste sentido que el mal aumenta cuando se le presta atención, porque tira “malas hondas” y crea sensación falsa.
Es verdad que hay que evitar el pesimismo, y que habría que buscar para comentar por lo menos dos cosas positivas antes de hablar de una negativa, para compensar el bajón, pero de allí a ver mal la observación de lo negativo como si todo fuera de mal espíritu o mala onda creo que estamos confundiendo las cosas.

El mal se desvanece con abundancia de bien, no mirando para otro lado. Hay personas que hacen un culto de no hablar de cosas negativas hasta el colmo de tomar en términos absolutos la prudente y sabia idea de que si uno no tiene nada bueno que decir lo mejor es callar.

Esta idea de poner el acento en lo positivo también tiene su historia. La educación anterior a la modernidad estaba basada en el acento en lo negativo, no hacer esto, no hacer aquello. Muchos se revelaban porque tenían la sensación que todo lo lindo y agradable era malo, Se ponía el acento en la culpa y el arrepentimiento. Pero hoy nada de culpas ni arrepentimientos. Nada malo se hace, son apenas simples puntos de vistas, simples opiniones. Aquello indudablemente fue un error. Pero esto un error mayor. Ahora todo tiene que ser positivo.

De la mano de la mentalidad liberal nació la nueva psicología, que enseñaron que había que elevar la autoestima, no hablar mas de culpas, nada de hablar de malas conductas, son simples formas de ser, nada de lo que es normal o no es normal. Todo es bueno si lo vemos bueno.

Comúnmente se piensa que lo mas contrario a la felicidad es el sufrimiento. Para mí no es así, se puede ser feliz sufriendo y ser un infeliz gozando. Para mí lo mas contrario a la felicidad es la frustración.
Por eso, el mal verdaderamente esta mas adentro que afuera nuestro, y el mal que vemos no entra en nosotros si no lo dejamos, si no lo queremos para nosotros.
Lo que nos hace “malos” es nuestro animo cuando éste esta enfermo o desequilibrado. Mas si hemos descuidado o negado nuestras raíces, nuestra identidad.


Quien se siente frustrado ve todo negativo, tanto lo bueno como lo malo. Por el contrario, el que es feliz -profundamente feliz, no accidental y circunstancialmente- todo lo ve tal cual es, lo negativo como negativo y lo positivo como positivo, no aumentando ni disminuyendo su importancia. Y el mal, no lo destruye, sino lo motiva a corregir.

Aquí se plantea nuevamente el hablar en términos teóricos y absolutos, se entiende que en la realidad nunca se da tan limpiamente.

Cuando el hombre se siente frustrado no es feliz. En estas circunstancias de nada sirve que se le estimule a no marcar lo negativo. No es cuestión de eliminar de un plumazo un problema de raíz, fomentando el jajajá, la diversión, el “hop” para arriba. Fomentando que hay que olvidarse de culpas y arrepentimientos. Olvidarse de admitir errores, porque hay que verse bien, cuidar la autoestima (a toda costa) todo positivo, todo bárbaro!! Nada de responsabilidades y compromisos serios que nos puedan sujetar toda la vida y nos traen preocupaciones, fallos, fracasos... Y por miedo a fracasar caemos en algo peor, la frustración de una vida insulsa, sin penas ni gloria.

Esta es la gran “liberación” para ser feliz? no importando nada, a fuerza de “tapar” en lugar de sanar.

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